Dicen que un político es aquella persona que es capaz de gastarse un dineral en construir un puente en un lugar aunque este no tenga río. Cuando una persona pierde la credibilidad, pierde algo más que su forma de ser, y si esta persona además tiene un comercio o un negocio, el compromiso por medio de su palabra se hace vital, tiene que medir muy mucho lo que sale por su boca para no lamentarlo después. Sin embargo un político pierde la credibilidad cuando pierde las elecciones y mientras tanto las personas que estamos bajo su “influencia” pagamos y nunca mejor dicho, las consecuencias.
Observamos atónitos como se dicen y se desdicen desde sus sillones, prometen y no cumplen, son lobos bajo la piel de corderos dispuestos a echarse al cuello de cualquier ciudadano que se atreva a contradecirlos, utilizan la prensa, la justicia, los estamentos oficiales… Dicen que van contra los poderosos y sacuden a impuestos a los mileuristas que a mi modo de ver no llegan a ser clase media.
En Piloña nos suben el IBI y el Alcalde dice que pague el que más tiene cuando debería decir que los responsables del Ayuntamiento no son capaces de sacar ni de gestionar medios económicos mediante su gestión y tienen que sacárselo a sus ciudadanos. Aprueban los presupuestos de este año a tres meses de que finalice el mismo y se atreven a aventurar inversiones millonarias en el concejo cuando no saben si van a tener partidas para ello puesto que los fondos vienen del Gobierno Autonómico que a su vez debe recibirlas del Gobierno Central. Me van a perdonar si no me creo nada puesto que, como les ocurre a muchos vecinos de Piloña, el señor Alcalde, diciéndolo con mucho respeto, no tiene credibilidad y lo de Zapatero ahora ya, es cuestión de fe.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
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